El costeo directo (también llamado costeo variable o marginal) es un método de contabilidad de costos en el que solo los costos variables de fabricación se asignan al producto. En otras palabras, valúa el inventario y el costo de las ventas únicamente con el costo variable de producción.
Los costos fijos de producción no se incorporan al inventario bajo este método; estos se tratan como gastos del periodo en el que ocurren. Por ejemplo, en una finca cafetera los insumos como fertilizantes, semillas y mano de obra de cosecha son costos variables directos, mientras que la depreciación de la maquinaria agrícola es un costo fijo. El costeo directo incluiría únicamente esos costos variables en el valor del inventario terminado; los costos fijos (como la depreciación del equipo) se registrarían por separado como gasto del periodo. Este enfoque contrasta con el costeo absorbente (también llamado costeo total o tradicional), donde todos los costos de fabricación –tanto variables como fijos– se incorporan al costo de cada unidad producida. En costeo absorbente, elementos como la materia prima, la mano de obra y los costos indirectos fijos (por ejemplo, la depreciación de equipos agrícolas) forman parte del costo inventariable del producto, tal como lo exige la norma contable NIC 2 (Inventarios). De este modo, el costeo absorbente cumple el principio de absorber en el inventario todos los costos necesarios para llevar el producto a su condición actual, mientras que el costeo variable separa los costos fijos considerándolos como gastos del periodo porque existen independientemente del volumen producido. En resumen, la diferencia fundamental está en el trato de los costos fijos fabriles: costeo absorbente los asigna al producto; costeo directo, no.
El costeo directo clasifica claramente los costos fijos y costos variables, lo que proporciona una visión enfocada en cómo cambia el costo total con el nivel de actividad. Esto resulta útil para propósitos gerenciales.
Por ejemplo, el estado de resultados interno bajo costeo variable muestra el margen de contribución (ingresos menos costos variables) que cada producto o línea aporta para cubrir los costos fijos totales de la empresa. Esta forma de presentar la información enfatiza la relación costo-volumen-utilidad y facilita el análisis para la toma de decisiones de corto plazo.
Cabe notar que el costeo directo es un método principalmente gerencial o interno; no es aceptado en la contabilidad financiera para propósitos de informes externos (como se detalla más adelante), dado que las normas contables exigen incluir los costos fijos de producción en el costo de los inventarios.
En sectores como el agrícola, además, existen lineamientos especiales: la NIC 2 excluye del alcance del costeo tradicional a los activos biológicos en crecimiento y los productos agrícolas en el punto de cosecha, los cuales se miden a valor razonable según la NIC 41 (Agricultura). Una vez cosechado, el producto agrícola pasa a ser inventario y se contabiliza bajo NIC 2 utilizando como costo su valor razonable en el punto de cosecha en lugar del costo de producción histórico. Esto refleja que en contabilidad financiera los cultivos se valoran de forma distinta, aunque internamente una empresa agrícola sí puede emplear un esquema de costeo variable para analizar sus costos de cultivo versus costos fijos (por ejemplo, insumos agrícolas vs. amortización de equipos).
Ventajas y desventajas del costeo directo
Ventajas: El método de costeo directo ofrece varias ventajas operativas y analíticas para la gerencia:
- Costo unitario estable: El costo unitario de producción permanece constante sin importar el volumen producido, ya que no se redistribuyen costos fijos por unidad. Esto significa que tus cálculos de costo por unidad no fluctúan artificialmente con cambios en la producción.
- Enfoque en decisiones gerenciales: Es útil para análisis de decisiones de corto plazo y evaluación de alternativas. La administración puede identificar fácilmente la contribución de cada producto considerando solo los costos variables relevantes. Por ejemplo, al evaluar una oferta especial, tú solo comparas el precio de venta con los costos variables, simplificando el criterio de decisión.
- Facilita el análisis costo-volumen-utilidad: El costeo directo hace directa la obtención del punto de equilibrio y demás análisis CVU. Al separar costos fijos y variables, permite determinar con rapidez el nivel de ventas necesario para cubrir los costos fijos, sin cálculos adicionales. Esto te ayuda a entender cuánto debes producir o vender para no tener pérdidas.
- Agiliza evaluaciones de desempeño: Este esquema simplifica la evaluación de departamentos o líneas de producto. Es más sencillo comparar la rentabilidad de periodos distintos o de diferentes productos, porque se eliminan distorsiones causadas por asignaciones arbitrarias de costos fijos. Por ejemplo, se pueden comparar costos variables unitarios de un cultivo agrícola año contra año para medir eficiencia, sabiendo que los costos fijos (como arrendamiento de tierras) se analizan por separado.
- Decisiones de precios y pedidos especiales: Ayuda en la aceptación o rechazo de pedidos especiales. Solo se necesita verificar que el precio ofrecido cubra los costos variables del pedido, ya que cualquier excedente contribuye a cubrir los costos fijos ya existentes. Esto es práctico en situaciones como una cooperativa agrícola evaluando vender excedentes a un precio menor: mientras ese precio exceda el costo variable unitario (por ejemplo, semillas, fertilizante, mano de obra por kilo), generará una contribución positiva.
Desventajas: Pese a sus beneficios gerenciales, el costeo variable presenta importantes desventajas y limitaciones:
- Costo incompleto para valorización: Al no incluir costos fijos en el producto, resulta en una valuación inferior de los inventarios y, por tanto, la utilidad calculada puede ser más baja (o la pérdida más alta) de lo que sería con costeo tradicional. Esta característica lo hace inadecuado para informes financieros externos, ya que no refleja el costo total incurrido para producir las existencias. De hecho, las normas contables oficiales prohíben usar costeo directo para valuar inventarios en estados financieros; únicamente permiten su empleo con fines internos.
- Violación del principio de periodo contable: El costeo directo no respeta el principio de correspondencia de ingresos y gastos, ya que expensa inmediatamente todos los costos fijos en lugar de asociarlos con las unidades vendidas de cada periodo. En otras palabras, no empareja el costo fijo con los ingresos que esos costos ayudaron a generar, distorsionando la medición de utilidad mensual o trimestral. Esto contraviene los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados y Normas NIIF, que requieren reflejar los costos en el periodo correspondiente a los ingresos relacionados.
- No apto para propósitos externos: Como consecuencia de los puntos anteriores, los estados financieros preparados bajo costeo directo no cumplen con los lineamientos contables internacionales. Por ejemplo, la norma mexicana NIF C-4 (armonizada con IFRS) explícitamente indica que el costeo directo no está permitido para efectos de valuación de inventarios en la contabilidad financiera, debiendo usarse solo de manera interna. Por lo tanto, si una empresa ha llevado su contabilidad de costos de forma variable, al presentar informes financieros deberá convertirlos a costeo absorbente para cumplir con NIC 2 e IFRS.
- Subvaluación de inventarios y utilidad: Debido a que excluye costos fijos de la producción, el costeo directo tiende a mostrar utilidades menores en comparación con el método absorbente cuando la empresa tiene inventario en proceso o productos terminados sin vender. Esta desventaja es particularmente relevante en empresas con producción estacional (ejemplo: agroindustria). Inventarios calculados con solo costos variables están por debajo de su costo real completo, lo que puede subestimar activos y patrimonio en el balance general.
Costeo directo vs. costeo absorbente
Al comparar directamente ambos métodos, se aprecia cómo el tratamiento de los costos fijos de fabricación marca la diferencia central. En costeo absorbente, todos los costos de producción (materia prima, mano de obra directa y costos indirectos, tanto variables como fijos) se acumulan y asignan a los productos. Cada unidad producida “absorbe” una porción de los costos fijos fabriles; por ejemplo, el sueldo del supervisor de planta o la depreciación del tractor se prorratean entre las unidades fabricadas. En cambio, en costeo directo los costos indirectos fijos no se incluyen en el costo unitario. Solo los costos variables (materia prima, mano de obra directa variable, energía por uso de maquinaria, etc.) integran el costo de producción de cada unidad. Los costos fijos (salarios fijos, alquiler de la fábrica, depreciaciones fijas) se registran aparte, contra los ingresos del periodo. Como resultado, el costo de inventario difiere entre métodos: bajo costeo directo es menor (excluye parte del costo), bajo absorbente es mayor (incluye todo el costo acumulado).
Esta diferencia provoca que, ante ciertas circunstancias, la utilidad neta reportada difiera entre ambos métodos. En un periodo dado, si la producción es mayor que las ventas (es decir, se acumula inventario), el costeo absorbente mostrará mayor utilidad que el costeo directo. Esto ocurre porque en el método absorbente una porción de los costos fijos se queda “atrapada” en el inventario final (diferidos al siguiente periodo), en lugar de afectar al resultado del periodo actual.
Por el contrario, bajo costeo directo todos los costos fijos han sido ya reconocidos en gastos, reduciendo más la utilidad del periodo corriente. Inversamente, si una empresa vende más unidades de las que produjo en un periodo (es decir, liquida inventarios acumulados de periodos anteriores), el costeo absorbente puede arrojar menor utilidad que el directo, dado que aquel está “sacando” costos fijos previamente diferidos y llevándolos al costo de ventas.
Para ilustrarlo de forma sencilla, considera un ejemplo práctico:
Supongamos que AgroCo produce 1000 sacos de café en un mes pero solo vende 800. Cada saco tiene un costo variable de producción de $50, y los costos fijos totales de fabricación del mes son $10.000 (ej. depreciación de equipos, salarios fijos).
Si usamos costeo absorbente, asignamos un costo fijo de $10 por saco ($10.000/1.000). Así el costo total por unidad es $60 (50 variable + 10 fijo). Esos 800 sacos vendidos llevarán un costo de ventas de $48.000, quedando $2.000 de costos fijos “absorbidos” en los 200 sacos no vendidos (inventario).
La utilidad bruta del mes reflejará solo $8.000 de los costos fijos (los vinculados a los sacos vendidos). En cambio, con costeo directo cada saco vendido solo carga $50 de costo; el costo de ventas serían $40.000, pero los $10.000 de costos fijos se llevan íntegros a gastos del periodo. La utilidad calculada resultará menor en este método, ya que reconoce inmediatamente los $2.000 de costos fijos que el absorbente dejó en el inventario.
En números hipotéticos, si los ingresos por venta fueron $80.000, la utilidad operacional bajo costeo absorbente sería mayor que bajo costeo directo (diferencia de $2.000 en este ejemplo, equivalente a los costos fijos diferidos en inventario). Este comportamiento confirma que el método absorbente “inflará” la utilidad en periodos donde el inventario crece, mientras que el método directo mostrará utilidades más conservadoras al cargar todos los costos del periodo.
Ninguno de los dos cálculos es “erróneo” por sí mismo; simplemente responden a objetivos distintos: la normativa contable prefiere el absorbente para mostrar una utilidad acorde con el costo total incurrido por las ventas, mientras que la gerencia puede preferir el directo para un análisis interno más enfocado en flujo de efectivo y decisiones inmediatas.
Otra forma de comparar es observar el formato del estado de resultados que produce cada método.
Bajo costeo absorbente, se usa el formato tradicional: Ventas – Costo de Ventas = Utilidad Bruta; luego se restan Gastos de operación (gastos de venta y administración) para obtener la utilidad del periodo. En este esquema, el costo de ventas ya incluye tanto costos variables como la parte proporcionada de costos fijos de fabricación de las unidades vendidas.
Bajo costeo directo, en cambio, el estado de resultados distingue los costos variables de los fijos. Un formato típico es: Ventas – Costos variables totales = Margen de contribución; luego – Costos fijos (de fabricación y operativos) = Utilidad operativa. La utilidad operativa final puede diferir entre métodos, pero es plenamente reconciliable explicando el movimiento de inventarios. Este enfoque de margen de contribución es muy útil para la administración ya que muestra cuánto aportan las ventas para cubrir los costos fijos y generar ganancia. Sin embargo, para llegar desde esa utilidad gerencial a la utilidad financiera convencional, es necesario ajustar por los costos fijos capitalizados o no en inventarios. Por eso, las empresas que usan informes internos bajo costeo directo suelen llevar un puente de ajuste al costeo absorbente cuando preparan sus estados financieros publicados. En otras palabras, los estados financieros externos deben presentarse en costeo absorbente (según PCGA e IFRS), mientras que los informes internos de gestión pueden emplear costeo variable para fines de análisis. Esta dualidad explica por qué a veces las utilidades reportadas al mercado difieren de las utilidades manejadas internamente para evaluación de desempeño: el tratamiento de los inventarios y costos fijos es distinto.
Riesgos en la estimación de costos directos
Si bien el costeo variable es una herramienta valiosa, presenta riesgos y desafíos al estimar y usar los datos de costos:
- Distorsiones estacionales: En negocios de naturaleza estacional, los resultados bajo costeo directo pueden ser engañosos. Por ejemplo, en una explotación agrícola con cosecha anual, los meses de baja o nula venta mostrarían pérdidas significativas ya que se reconocen todos los costos fijos sin ingresos equivalentes, cuando en realidad gran parte de esos costos fijos corresponden a inventario que se venderá en la temporada alta. Luego, en los meses de ventas altas, ocurriría lo opuesto: utilidades desproporcionadamente grandes porque no se cargan costos fijos (ya fueron expensados antes). Esta variabilidad puede desorientar tu interpretación del desempeño real si no se ajusta adecuadamente.
- Fijación de precios incompleta: Usar solo el costo variable como base para fijar precios es incompleto y arriesgado. Podría llevarte a establecer precios por debajo del nivel necesario para cubrir los costos totales. El método directo tiende a hacerte creer que el costo unitario es más bajo de lo real (al omitir la porción fija). Si una empresa toma decisiones de precio ignorando los costos fijos, puede terminar con márgenes insuficientes para ser rentable a largo plazo. Es clave recordar que los costos fijos, aunque no se asignen por unidad, siguen existiendo y deben ser cubiertos con el margen de contribución.
- Dificultad en separación de costos: Separar correctamente los costos en fijos y variables no siempre es sencillo. En la práctica, muchos costos son semi-variables o dependen del rango de producción (por ejemplo, servicios públicos con cargos fijos y variables, mantenimiento cuyo costo crece escalonadamente con el uso, etc.). Incluso la depreciación puede considerarse fija (en línea recta) o variable (por horas de máquina) según la política. Si la clasificación de un costo es errónea, el análisis de costeo directo se vuelve poco fiable. Este riesgo exige que el contador de costos tenga un profundo conocimiento del negocio y de la ingeniería de producción para modelar adecuadamente el comportamiento de los costos. La precisión de tus decisiones con costeo variable dependerá de una correcta identificación de qué costos realmente cambian con el volumen y cuáles no.
- Complejidad con múltiples productos: En empresas con gran diversidad de productos, el costeo directo ofrece información limitada sobre la rentabilidad individual de cada línea. Dado que no distribuye los costos fijos entre productos, puede ser difícil evaluar si cada producto contribuye suficientemente a cubrir los costos fijos totales. Este método no asigna, por ejemplo, el costo del departamento de mantenimiento o de la dirección de fábrica a cada producto, lo que en entornos de múltiples líneas puede ocultar qué productos están absorbiendo la mayor proporción de gastos comunes. En estos casos, se corre el riesgo de tomar decisiones subóptimas (como mantener líneas aparentemente “rentables” en términos de contribución variable, pero que no aportan a cubrir los fijos proporcionales que generan). Se requiere análisis complementario para distribuir o al menos evaluar cómo los costos estructurales impactan a cada segmento de negocio.
En concordancia con lo anterior, el uso de costeo directo exige disciplina y criterio profesional. Debes tener precaución de no ignorar los costos fijos en tus decisiones estratégicas y considerar métodos alternativos (como costeo absorbente o análisis de asignación) cuando la situación lo amerite.
Análisis comparativo entre ambos métodos
Para profundizar, se puede realizar un análisis comparativo cuantitativo que muestre cómo costeo directo y absorbente difieren bajo distintos escenarios. Un enfoque común es preparar estados de resultados paralelos con cada método para un mismo conjunto de datos y explicar las variaciones:
- Escenario de inventario creciente: Imagina una empresa láctea que en un trimestre produce más litros de leche en polvo de los que vende, incrementando su inventario. Bajo costeo absorbente, parte de los costos fijos de ese trimestre quedarán incorporados en el inventario final (activo), mientras que bajo costeo directo habrán impactado de lleno en los resultados del periodo. Conclusión: el método absorbente mostrará mayor utilidad que el directo en dicho trimestre, puesto que difirió costos al futuro. El análisis comparativo cuantifica cuánto mayor es la utilidad absorbente exactamente por ese diferimiento (se puede calcular multiplicando los costos fijos por la variación en unidades de inventario).
- Escenario de reducción de inventarios: Ahora supón un cultivo agrícola (por ejemplo, arroz) que vende en el periodo más sacos de los que cosechó durante ese mismo lapso, utilizando inventario almacenado de la cosecha previa. En este caso, el costeo absorbente traerá costos fijos “atrapados” en ese inventario de periodos anteriores hacia el costo de ventas del periodo actual, reduciendo la utilidad. Bajo costeo directo, esos costos ya se reconocieron en su momento, por lo que el periodo actual no carga con ellos. Conclusión: el costeo directo podría reportar una utilidad mayor que la absorbente en un periodo de liquidación de inventarios acumulados. Esto resalta cómo el momento del reconocimiento de los costos fijos difiere entre métodos, sin que ninguno viole principios lógicos internos – simplemente miden la utilidad desde perspectivas distintas.
- Escenario de volumen igual a ventas: Si la producción de un periodo se vende por completo (no hay variación de inventarios), ambos métodos arrojan la misma utilidad. En tal caso, todo costo fijo del periodo se asocia a las unidades vendidas (ya sea explícitamente bajo costeo directo, o implícitamente capitalizado y luego realizado bajo absorbente). Este es un buen ejercicio de verificación: en ausencia de inventarios, la contabilidad gerencial y la financiera convergen en el mismo resultado.
Para llevar a cabo este tipo de análisis comparativo, es útil construir tablas que muestren, para cada método, rubros como costo de ventas, inventario final y utilidad, destacando dónde están los costos fijos.
Por ejemplo, se puede presentar un cuadro con tres columnas: Datos, Resultado con Costeo Directo, Resultado con Costeo Absorbente, e incluir filas de Producción del periodo, Ventas del periodo, Costos variables, Costos fijos, Inventario final (unidades y valor), Utilidad operativa.
De esta forma se evidencia la mecánica: el inventario final en costeo absorbente lleva un valor mayor (incluye parte de los fijos) que en costeo directo, y la utilidad difiere exactamente por esa diferencia en valorización de inventarios. Estudios académicos y manuales técnicos corroboran este enfoque de comparación, indicando que la diferencia de utilidades entre métodos equivale a los costos fijos diferidos o liberados del inventario en el periodo. Así, cualquier discrepancia puede explicarse lógicamente, garantizando la conciliación entre contabilidad financiera y contabilidad interna.
Estados financieros bajo costeo directo y absorbente
Dado que el costeo absorbente es el único permitido en la contabilidad financiera normativa, los estados financieros publicados (balance general, estado de resultados) de las empresas siempre reflejarán este método. Esto implica que los inventarios en el balance están valorizados con costos fijos incluidos, conforme a NIC 2, y que el estado de resultados presenta la utilidad bruta después de absorber todos los costos de fabricación (fijos y variables) relacionados con las ventas realizadas. Por otro lado, las empresas pueden llevar estados de resultados internos con costeo directo para análisis gerencial; de hecho, estos son consistentes con reportes de desempeño y esquemas de control interno por áreas de responsabilidad. Sin embargo, al cierre de cada periodo, deben reconciliar o ajustar esas cifras internas al formato absorbente para poder preparar los informes financieros oficiales según los principios de contabilidad generalmente aceptados. En la práctica, esto significa que se identifican los costos fijos incluidos en la variación de inventarios y se realizan asientos contables para activarlos o diferirlos según corresponda, garantizando que los estados publicados cumplan con la normativa.
Es importante señalar que la NIIF 2 – Pagos Basados en Acciones y otras normas específicas pueden introducir consideraciones adicionales en la contabilización de costos. Por ejemplo, NIIF 2 exige que se reconozcan en los estados financieros los efectos de las remuneraciones pagadas en acciones, incluyendo el gasto equivalente por opciones sobre acciones otorgadas a empleados.
Si una empresa manufacturera remunera a sus operarios o directivos con acciones o stock options, el valor razonable de esas compensaciones se registra como un gasto de nómina. Bajo las normas IFRS, si esa compensación se relaciona con personal de producción, su costo acabaría formando parte del costo de fabricación (y, por ende, del inventario absorbido) y no puede omitirse. Este es un ejemplo de cómo los estándares contables aseguran que todos los costos relevantes –incluso los no desembolsables como pagos en acciones– se reflejen al valuarse los inventarios y calcular la utilidad. De nuevo, esto refuerza el principio de que los estados financieros bajo IFRS deben mostrar el costo completo (absorbente) de las operaciones.
Otro aspecto a destacar es que la contabilidad financiera en ciertos sectores adopta tratamientos particulares que difieren del enfoque de costeo tradicional. Ya mencionamos el caso de la agricultura: la NIC 41 – Agricultura introduce un modelo de valor razonable para activos biológicos. Esto significa que, por ejemplo, un viñedo medirá el crecimiento de sus vides a valor justo y no acumulará costos de cultivo vía costeo absorbente durante la etapa de desarrollo de la uva. Al momento de la cosecha, el producto agrícola obtenido (uvas) se reconoce como inventario, pero su “costo” ya está dado por su valor razonable de mercado en esa fecha, según NIC 41, en lugar de la suma de costos absorbidos. Después, cualquier costo adicional (por ejemplo, almacenamiento, procesamiento a vino) sí se incorpora siguiendo NIC 2. Este tratamiento mezclado es requerido por IFRS para brindar una imagen fiel del valor de los activos biológicos, y difiere del enfoque puramente basado en costos históricos. Las empresas agrícolas deben manejar este registro dual: para fines internos tal vez calculen el costo por hectárea cultivada (costeo directo o absorbente tradicional de insumos agropecuarios), pero en los estados financieros presentarán los cultivos e inventarios agrícolas a valor de mercado conforme a la normativa internacional. Esto subraya que la preparación de estados financieros bajo NIIF puede apartarse de los métodos de costeo gerenciales, y el contador debe conciliar ambos mundos.
Ejemplo aplicado – Productor de café
Datos:
- Producción del mes: 10.000 sacos de café pergamino.
- Ventas del mes: 8.000 sacos (2.000 quedan en inventario).
- Costo variable unitario: $45.000 por saco (fertilizantes, jornales de cosecha, transporte al beneficio).
- Costos fijos de fabricación del mes: $180.000.000 (amortización maquinaria, arrendamiento de finca, sueldos administrativos de planta).
- Precio de venta unitario: $80.000.
Escenario A – Costeo absorbente:
- Costo fijo unitario = $180.000.000 ÷ 10.000 = $18.000.
- Costo total unitario = $45.000 + $18.000 = $63.000.
- Costo de ventas = 8.000 × $63.000 = $504.000.000.
- Ingresos = 8.000 × $80.000 = $640.000.000.
- Utilidad bruta = $136.000.000.
- Inventario final = 2.000 × $63.000 = $126.000.000 (en balance).
Concepto | Cálculo | Valor (COP) |
---|---|---|
Producción del mes | 10.000 sacos | |
Ventas del mes | 8.000 sacos | |
Ingresos | 8.000 × 80.000 | 640.000.000 |
Costo unitario variable | 45.000 | |
Costo fijo unitario | 180.000.000 ÷ 10.000 = 18.000 | |
Costo total unitario | 45.000 + 18.000 = 63.000 | |
Costo de ventas | 8.000 × 63.000 | 504.000.000 |
Utilidad bruta | 640.000.000 – 504.000.000 | 136.000.000 |
Inventario final | 2.000 × 63.000 | 126.000.000 |
Escenario B – Costeo directo:
- Costo variable de ventas = 8.000 × $45.000 = $360.000.000.
- Ingresos = $640.000.000.
- Margen de contribución = $280.000.000.
- Costos fijos = $180.000.000 (se llevan todos a gasto del periodo).
- Utilidad operativa = $100.000.000.
- Inventario final = 2.000 × $45.000 = $90.000.000 (no incluye fijos).
Concepto | Cálculo | Valor (COP) |
---|---|---|
Producción del mes | 10.000 sacos | |
Ventas del mes | 8.000 sacos | |
Ingresos | 8.000 × 80.000 | 640.000.000 |
Costo variable unitario | 45.000 | |
Costo variable de ventas | 8.000 × 45.000 | 360.000.000 |
Margen de contribución | 640.000.000 – 360.000.000 | 280.000.000 |
Costos fijos del periodo | 180.000.000 | 180.000.000 |
Utilidad operativa | 280.000.000 – 180.000.000 | 100.000.000 |
Inventario final | 2.000 × 45.000 | 90.000.000 |
Comparación:
- Absorbente → Utilidad = $136.000.000.
- Directo → Utilidad = $100.000.000.
- Diferencia: $36.000.000, exactamente igual al valor de costos fijos incluidos en inventario final bajo absorbente (2.000 × $18.000).
Concepto | Absorbente (A) | Directo (B) | Diferencia (A – B) |
---|---|---|---|
Ingresos | 640.000.000 | 640.000.000 | 0 |
Costo de ventas | 504.000.000 | 360.000.000 | 144.000.000 |
Utilidad operativa | 136.000.000 | 100.000.000 | 36.000.000 |
Inventario final | 126.000.000 | 90.000.000 | 36.000.000 |
Informe gerencial
El análisis del costeo absorbente y del costeo directo evidencia una diferencia de $36 millones en la utilidad operativa del mes. Esta brecha corresponde al monto de costos fijos de fabricación diferidos en inventario bajo el método absorbente.
El costeo absorbente reporta una utilidad de $136 millones, mientras que el costeo directo muestra $100 millones. Aunque ambos métodos parten de los mismos ingresos, la diferencia surge en la valorización del inventario final. Bajo absorbente, las 2.000 unidades no vendidas absorben $18.000 de costos fijos por unidad, trasladando $36 millones al balance. En contraste, el costeo directo reconoce la totalidad de los costos fijos en el periodo, sin importar cuántas unidades se vendan o queden en stock.
Desde la perspectiva gerencial, el costeo directo ofrece un panorama más conservador y útil para la toma de decisiones de corto plazo. Permite calcular el margen de contribución de cada saco de café y analizar el punto de equilibrio con precisión. El costeo absorbente, en cambio, es indispensable para cumplir con la NIC 2 y con la elaboración de estados financieros externos, ya que refleja el costo total de los inventarios.
En síntesis, la gerencia debe usar el costeo directo para evaluar precios, capacidad y eficiencia operativa, pero reportar absorbente en los estados financieros oficiales. Esta dualidad asegura decisiones estratégicas acertadas y cumplimiento normativo.
Taller de aplicación Sector agrícola
Caso: Productor de arroz – Llanos Orientales
Datos:
- Producción del trimestre: 30.000 bultos de arroz.
- Ventas del trimestre: 25.000 bultos.
- Costo variable unitario: $40.000 (semilla, insumos, mano de obra de siembra y cosecha, transporte).
- Costos fijos de fabricación del trimestre: $450.000.000 (depreciación maquinaria, seguros, arrendamientos, supervisión).
- Precio de venta unitario: $65.000.
Elabore:
- Elaborar el estado de resultados con costeo absorbente.
- Elaborar el estado de resultados con costeo directo.
- Calcular y explicar la diferencia en utilidades entre ambos métodos.
- Determinar el valor del inventario final bajo ambos métodos.
- Analizar cómo afectaría el resultado si en lugar de 25.000 bultos vendidos se hubieran vendido los 30.000 producidos.
- Redactar un breve informe gerencial explicando las ventajas de usar costeo directo en la planificación agrícola y los ajustes necesarios para cumplir NIC 2.